Sala Equis

Ciclos

EQUIS NEWS

Este mes, nuestras butacas se llenan de personajes que intentan sostenerse en el filo, buscando equilibrio entre lo que fueron y lo que podrían llegar a ser. En Equis News, las historias no siguen una línea recta: se curvan, se bifurcan, se contradicen. Y ahí, en ese gesto de incertidumbre, habita su verdad.

En La trama fenicia, Wes Anderson borda un universo de apariencias exquisitas donde todo parece estar calculado, menos el alma de sus personajes, que tambalea entre lo que ocultan y lo que sienten. Esa tensión se cruza con El jockey, de Luis Ortega, donde la redención no viene envuelta en artificio, sino en sudor, tierra y caballos. Dos mundos muy distintos, pero unidos por cuerpos que buscan sentido en medio del espectáculo.

Mientras tanto, Esmorza amb mi nos sitúa en una Barcelona íntima y hablada en susurros, donde compartir un desayuno puede ser más revelador que una confesión. El tiempo se estira y se encoge, como ocurre también en Black Dog, donde Gou Zhen retrata una China invisible, en la que los márgenes son tan importantes como los protagonistas. Hay una poética del desplazamiento en todas ellas, como si el centro ya no fuera el lugar más interesante para mirar.

Y entonces llega The Last Showgirl, y Gia Coppola nos recuerda que incluso al final del espectáculo puede haber un nuevo número por estrenar. En todas estas películas, lo que parece desvanecerse —una carrera, un amor, una identidad— encuentra su última chispa en lo cotidiano, en el gesto mínimo.

Este mes, las historias no gritan. Se insinúan. Como quien abre una puerta y te deja espiar un instante de vida antes de que vuelva a cerrarse.

EQUIS HITS

Hay películas que no se marchan al terminar sus créditos. Se quedan, flotando. Regresan una y otra vez, como un estribillo que no podemos dejar de tararear. En Equis Hits, celebramos esas obras que resisten el paso del tiempo porque algo en ellas sigue latiendo con fuerza.

Anora, de Sean Baker, es una de esas historias que parecen simples hasta que te das cuenta de lo mucho que cuentan. Su protagonista, en los márgenes del sueño americano, busca dignidad en un mundo que se empeña en negársela. Y mientras ella avanza, con ironía y ternura, se abre paso otra forma de resistencia: la del cuerpo y la música en La guitarra flamenca de Yerai Cortés, donde cada rasgueo es también una declaración de identidad.

Esa búsqueda interior conecta con Sirāt. Trance en el desierto, de Oliver Laxe, una experiencia más que una película, donde la fe y el paisaje se funden hasta volverse indistinguibles. Laxe filma lo invisible: ese momento en que el alma parece al borde del colapso o del milagro. Un viaje espiritual que resuena, desde otro ángulo, en A complete unknown, donde Mangold se adentra en la figura de Dylan para hablar del arte como disfraz, como fuga, como espejo roto.

Y entre estos ecos de verdad y ficción, aparece Queer, de Luca Guadagnino, como una sombra delicada y peligrosa. Un relato de deseo contenido, de identidades a medio formar, donde cada silencio grita más que cualquier discurso.

Estas películas no están aquí solo por aclamación. Están porque se han ganado su sitio en la memoria de quienes las vieron. Porque algo en ellas se niega a irse. Y nosotros tampoco queremos que lo hagan.

REDEMPTION ROAD

A veces, el cine se convierte en una carretera. No solo por las líneas de asfalto o los moteles polvorientos, sino porque algunas películas avanzan como un viaje: con equipaje, silencios, mapas emocionales y giros inesperados. Nuestro ciclo Redemption Road reúne tres de esos trayectos. Tres películas que, aunque distintas en forma y geografía, comparten un mismo motor: la necesidad de redención, de mirar hacia atrás para poder seguir adelante.

En Paris, Texas, Wim Wenders nos presenta a un hombre que emerge del desierto como un fantasma, buscando las piezas perdidas de su pasado, mientras Ry Cooder rasga una guitarra que también parece llorar. En Fresas Salvajes, Bergman nos lleva por una carretera sueca y por los recovecos de la memoria de un anciano médico enfrentado a su propia vida, con los sueños como peajes y los recuerdos como estaciones de servicio. Y con Una historia verdadera, David Lynch se aleja de lo extraño para mostrarnos lo más insólito: la ternura. Un anciano recorre cientos de kilómetros en un cortacésped para reconciliarse con su hermano.

Los tres protagonistas están en marcha, pero no huyen: se enfrentan. A sus errores, a sus ausencias, a sus fantasmas. Y lo hacen a través del paisaje, de la contemplación, del tiempo. Este ciclo no es sobre destinos, sino sobre el trayecto. Sobre cómo el cine, cuando se pone en movimiento, puede ayudarnos a mirar dentro. Y quizás, a perdonarnos un poco más.

SEMANA DEL CINE MEXICANO

La Semana del Cine Mexicano es una iniciativa de la Fundación Casa de México en España que celebra y acerca al público español a las diversas miradas, historias y voces que conforman el panorama cinematográfico actual e histórico de México.

Con más de 40 películas y la participación de destacados cineastas, la Semana del Cine Mexicano será un espacio de disfrute y diálogo, con proyecciones, charlas y encuentros que invitan a descubrir, reflexionar y festejar el cine como una forma viva de conexión entre culturas.